A SONG FOR YOU.
Texto: Juan Cabrera / Imagen: Rafael Arroyo
Sheila Blanco preguntó ¿Qué significa Kali Panoa? Acababa de dejarnos a todos boquiabiertos con su interpretación de I’ll be your baby tonight, una singular versión del tema de Dylan que arman sobre armonías que, seguro, dejarían pasmado al viejo Bob.

Ella/ellos son Speak Jazzy, un nombre que, explicó Sheila, alude a los locales clandestinos en los que nació el Jazz: Antonio Calero (batería) Richie Ferrer (contrabajo) Miguel A. López (teclados) Enrique García (guitarra) y sobre todos ellos el alma de Larry Martin que se hizo liquida para empaparnos a todos en las lágrimas de Sheila cuando nos recordó a los presentes que él, Larry, fue, es, el origen de todo.
“Entra en casa” le dijo alguien; Kali Panoa significa entra en casa. En este espacio privado y compartido, cuidado como la amistad cómplice, como Speak Jazzy, que llamamos La Zahara.
“Entra en casa” le dijo alguien; Kali Panoa significa entra en casa. En este espacio privado y compartido, cuidado como la amistad cómplice, como Speak Jazzy, que llamamos La Zahara.

Son, diría un cursi, bastante eclépticos. Así es que, además de ese Dylan revisitado, Speak Jazzy nos regalaron y se regalaron desde algún blues en el que Sheila suena a un trombón imposible que rasga un punto las notas a una bossa que ella acaricia en nuestros oídos.
Marvin Gaye rotundo en la intro del contrabajo macizo de Richie Ferrer y en la batería rotunda de Antonio Calero (sí, claro que vienen también a la cabeza los Credence antes de que arranque Sheila)
Marvin Gaye rotundo en la intro del contrabajo macizo de Richie Ferrer y en la batería rotunda de Antonio Calero (sí, claro que vienen también a la cabeza los Credence antes de que arranque Sheila)

“…pero ahora estamos solos y estoy cantando esta canción para ti…but we're alone now and I'm singing this song for you…”
Leon Rusell en La Zahara. Uff, esa guitarra que susurra siempre, incluso cuando Enrique hace que distorsione un poco. En la música de Rusell, en las manos pequeñas y sabias de Enrique García no hay efectismo, cero artificio; cuando suena solo también oímos a los demás; maestro, cuando recorre el mástil más que vertigo hay sabiduria y calma, y cuando esa guitarra subraya con un ummmmmmmmm laaaargo y apenas audible los solos de piano de Miguel A. López (o la melancolía del sonido hammon cuando los dedos de Miguel hacen magia en el teclado) uno solo puede sentir, solo sentir.
Todos de pié. Ellos y nosotros, como si no hubiera ellos y nosotros. Nosotros aplaudimos a rabiar; ellos sonríen, se cogen de la cintura y saludan. Y quien esto escribe recuerda que Nietzsche dejó dicho: “sin música la vida sería un error”
Leon Rusell en La Zahara. Uff, esa guitarra que susurra siempre, incluso cuando Enrique hace que distorsione un poco. En la música de Rusell, en las manos pequeñas y sabias de Enrique García no hay efectismo, cero artificio; cuando suena solo también oímos a los demás; maestro, cuando recorre el mástil más que vertigo hay sabiduria y calma, y cuando esa guitarra subraya con un ummmmmmmmm laaaargo y apenas audible los solos de piano de Miguel A. López (o la melancolía del sonido hammon cuando los dedos de Miguel hacen magia en el teclado) uno solo puede sentir, solo sentir.
Todos de pié. Ellos y nosotros, como si no hubiera ellos y nosotros. Nosotros aplaudimos a rabiar; ellos sonríen, se cogen de la cintura y saludan. Y quien esto escribe recuerda que Nietzsche dejó dicho: “sin música la vida sería un error”
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