
Las canciones bonitas de LuisFe y Matías
Hemos dicho ya quién son Luis Felipe Barrio y Matías Ávalos cuando os invitábamos a venir al encuentro con ellos. Si es que hacía falta. Ahora se trata de reflejar en unas palabras lo que fue el concierto que dieron para los amigos de La Zahara, con nuestra colaboración como asociación.
Junto a un puñado de sus propias canciones, de las que siempre nos quedamos con ganas de más, nos recuerdan cómo éramos y qué oíamos en nuestra adolescencia y juventud. Y hacen un recorrido por temas que nos conmovieron. Nos devuelven el rostro de aquella chica guapa de la que muchos anduvimos enamorados en su día, que se llamó Karina, cantando el Sólo pienso en ti de Rodrigo García; caen temas de Serrat, pero sin gorgoritos; de Teresa Fernández, aquella cubana que hacía canciones para niños; de Joan Baptista Humet, en cuyo pueblo valenciano donde nació, Matías y Luis Felipe son de sobra conocidos.¿Cómo explicar el gratísimo rato que pasamos con ellos?
Ellos cantan y, entre medias de las canciones, nos desgranan anécdotas que tal vez tengan que ver, o no, con ellas. Charlan por los codos, se divierten cómplices, entre ellos y con los que tienen enfrente, nos divierten. Y es que, además, sus voces se complementan y enriquecen en una alegría contagiosa.
Canciones bonitas, como a ellos les gusta calificarlas, de quien sean, sin prejuicios, les da igual quien sea el autor, sólo les basta con que sean bonitas, canciones bonitas que a ellos les gustan. Y si alguna tiene cierta estrofa que no les va tanto, que no la entienden, que piensan que sobra, pues la suprimen, como hacen cuando cantan Esto no es una elegía, de Silvio Rodríguez. Y hablan de Javier Batanero, único, de ese acordeonista de Segovia que se llama Cuco Pérez y que es encantador, como los otros, y cuentan más anécdotas, y cantan a Eliseo Parra, a Javier Ruibal, maestros. Y seguramente nos dejamos a alguno de esos que les acompañan allá a donde van.
Versiones propias, por lo general bastante distintas a las originales, como en el caso de Paixarinos, de Víctor Manuel, y cada uno que piense si no mejores. ¿O no?
Y gozamos con el encanto que, entre los dos, no suman, que no, sino que multiplican, que sí. Gracias, queridos amigos. Ya sabéis donde está vuestra casa, esperamos teneros de nuevo bien pronto.