Acabamos el año de 2016 a nuestro modo: entre la preocupación social y las ganas de seguir adelante sin perder la risa ni el ánimo ligero, con dos intervenciones de las que nos demuestran que lo que hacemos merece la pena: Luis Boyano por una parte, y Carlos Olalla y su madre Cristina Maristany por otra, queridos amigos ellos, querida amiga ella.

El 27 de noviembre, nos reunimos grandes y pequeños, en una tarde para dejarse llevar y sonreír sin tregua .
De Luis Boyano lo hemos dicho todo porque lo tenemos como uno de nuestros alimentos periódicos para el espíritu, ya que la risa y el buen humor, mezclado con la fantasía y los sueños provocan su ensanche, la capacidad de ver lo que nos rodea con otra mirada.
La magia y las risas que trae y nos trae Luis Boyano esperamos tenerlas siempre que haya ocasión. Es irreemplazable.
Fotografía encuentro con Luis Boyano: Daniel Claudín.

El 17 de diciembre, nos acompañaron Carlos y Cristina. Un encuentro necesario y deseado.
Carlos Olalla y Cristina Maristany ya estuvieron hace dos veranos en un montaje poético que nos entusiasmó sobre Rafael Llorente, el “cónsul rojo”, compañero de Cristina. Estábamos sacudidos por la noticia que habíamos conocido de que ambos recitaban en el metro para sacarse las castañas del fuego en momentos apurados que tantos y tantos pasan o pasamos en estos años en España, sin clemencia por parte del estado, y para vocear su queja ante la situación de los compañeros de profesión, de los que sólo un ocho por ciento vive de su trabajo como actores y actrices.
Eso hicieron: dar vida a poemas, de Cristina y de otros poetas.
Luego pudimos ver dos cortometrajes dirigidos por Carlos “EXPRESS” y "REDADAS”, que dieron paso a un intenso debate sobre la situación de los refugiados y los CIES, cárceles ilegales donde acaban muchos de los que huyen de las guerras o el hambre imperante en sus países, para chocar contra la insolidaridad y la negativa de los gobiernos europeos.Emocionante debate que volvió a poner las cosas en su sitio.
Tampoco nunca nos vamos a olvidar de Carlos ni de Cristina, están nombrados, igual que Boyano, Batanero y tantos otros, amigos perpetuos de Kali Panoa.
Carlos Olalla y Cristina Maristany ya estuvieron hace dos veranos en un montaje poético que nos entusiasmó sobre Rafael Llorente, el “cónsul rojo”, compañero de Cristina. Estábamos sacudidos por la noticia que habíamos conocido de que ambos recitaban en el metro para sacarse las castañas del fuego en momentos apurados que tantos y tantos pasan o pasamos en estos años en España, sin clemencia por parte del estado, y para vocear su queja ante la situación de los compañeros de profesión, de los que sólo un ocho por ciento vive de su trabajo como actores y actrices.
Eso hicieron: dar vida a poemas, de Cristina y de otros poetas.
Luego pudimos ver dos cortometrajes dirigidos por Carlos “EXPRESS” y "REDADAS”, que dieron paso a un intenso debate sobre la situación de los refugiados y los CIES, cárceles ilegales donde acaban muchos de los que huyen de las guerras o el hambre imperante en sus países, para chocar contra la insolidaridad y la negativa de los gobiernos europeos.Emocionante debate que volvió a poner las cosas en su sitio.
Tampoco nunca nos vamos a olvidar de Carlos ni de Cristina, están nombrados, igual que Boyano, Batanero y tantos otros, amigos perpetuos de Kali Panoa.
Fotografía encuentro con Carlos Olalla y Cristina Maristany: Rafael Arroyo.