
Otra noche mágica
La Zahara se ha convertido en un lugar donde se viven atardeceres y noches mágicas. Porque los amigos artistas que vienen a estar con amigos, convocan un espíritu amable, creador y fraterno. Tanto en el interior como, sobre todo por el entorno, en el jardín. El único lamento es que pudiendo, haya algunos que se pierdan los acontecimientos que con tanta ilusión organiza Kali Panoa.
Hasta el momento, en las actuaciones previas, no se podía hablar de magia al pie de la letra, pero en eso llegó Luis Boyano y los sueños y la fantasía se adueñaron del lugar. Nos cautivó a los presentes con lo inverosímil, con lo imposible. Porque, ¿cómo puede andar con un zapato en el que de repente nos descubre que guarda una botella de cristal de Cocacola?
La Zahara se ha convertido en un lugar donde se viven atardeceres y noches mágicas. Porque los amigos artistas que vienen a estar con amigos, convocan un espíritu amable, creador y fraterno. Tanto en el interior como, sobre todo por el entorno, en el jardín. El único lamento es que pudiendo, haya algunos que se pierdan los acontecimientos que con tanta ilusión organiza Kali Panoa.
Hasta el momento, en las actuaciones previas, no se podía hablar de magia al pie de la letra, pero en eso llegó Luis Boyano y los sueños y la fantasía se adueñaron del lugar. Nos cautivó a los presentes con lo inverosímil, con lo imposible. Porque, ¿cómo puede andar con un zapato en el que de repente nos descubre que guarda una botella de cristal de Cocacola?

Luis fue Premio Nacional de Magia, también consiguió uno de los premios que concede a nivel internacional la más alta instancia de ese mundo de los sueños. Con una experiencia de muchos años, me acuerdo de aquel tiempo en el teatro Alfil que yo dirigía y cuando encontré en él a uno de mis mejores activos. Se dedica a la magia corporativa, es decir, a trabajar para las empresas, también le contratan para fiestas particulares. Tal vez sea porque su calidad no cabe en esa televisión de cadenas enfangadas en la vulgaridad y el hastío (todas sin excepción).
Luis es un magnífico mago, eso se comprueba en el momento en que hace el primer juego, y hasta la despedida; pero además, es mimo y actor, por lo que sus actuaciones son un verdadero deleite espectacular. Luis encanta desde cualquier escenario, también en el de La Zahara, ante un puñado de amigos, a cada momento más entregado.
Otra característica esencial de su trabajo es su relación con el público, como psicólogo que es, no sólo para invitar a alguien a participar en algún juego, como en ese del periódico que ambos rompen en decenas de trocitos y que luego él recompone ante el asombro de todos. No, “tú me caes mal”, dice a uno, y a otra, para luego metérselos igualmente en el bolsillo, entre otros motivos porque se dirige a cada uno por su nombre, porque se ha aprendido el de todos. Los maneja, los enerva, los conquista y los deja, finalmente, espanzurrados de fascinación. Nos enerva, nos conquista y nos fascina.
Luis es un magnífico mago, eso se comprueba en el momento en que hace el primer juego, y hasta la despedida; pero además, es mimo y actor, por lo que sus actuaciones son un verdadero deleite espectacular. Luis encanta desde cualquier escenario, también en el de La Zahara, ante un puñado de amigos, a cada momento más entregado.
Otra característica esencial de su trabajo es su relación con el público, como psicólogo que es, no sólo para invitar a alguien a participar en algún juego, como en ese del periódico que ambos rompen en decenas de trocitos y que luego él recompone ante el asombro de todos. No, “tú me caes mal”, dice a uno, y a otra, para luego metérselos igualmente en el bolsillo, entre otros motivos porque se dirige a cada uno por su nombre, porque se ha aprendido el de todos. Los maneja, los enerva, los conquista y los deja, finalmente, espanzurrados de fascinación. Nos enerva, nos conquista y nos fascina.

Y luego, tras la cena que compartimos, una sesión de magia de cerca, esas cartas que se desdibujan, se desdoblan, se convierten en otras, cuentan historias, se ocultan firmadas por alguien desde antes de los tiempos en sobres cerrados que luego desvelan su contenido, igualmente imposible.
No hay adjetivos que describan lo que vivimos. Sólo el dato de que a todas las personas que estuvimos, se nos quedó marcada una sonrisa e incredulidad y gozo, difícil que se nos pase en mucho tiempo.
Y prometió volver, y nosotros prometemos convertirlo en una periódica sorpresa, en ese repetido encuentro con algo que nos permita ver de otro color la vida.
Gracias, Luis, te aseguramos que de parte de todos y de todas.