
Fotografía y vídeo: Rafa Arroyo
¿Qué cómo nos lo pasamos? En una carcajada continua. Eso sin exagerar. Hay testigos, por ejemplo la cámara de Rafa, siempre atenta.
Sí, divertidísimo. Pepín sigue en plena forma con ese monólogo delirante, surreal, exagerado y muy imaginativo que lleva toda la vida desplegando ante su público, pero dentro de una lógica, la suya, que todo lo hace comprensible, cercano, real.
Sí, divertidísimo. Pepín sigue en plena forma con ese monólogo delirante, surreal, exagerado y muy imaginativo que lleva toda la vida desplegando ante su público, pero dentro de una lógica, la suya, que todo lo hace comprensible, cercano, real.

Parece que la realidad sólo la transforman los políticos, con su quehacer, algunas veces para arrastrarnos al cieno, otras para esperanzarnos (lo decimos ahora que andamos de cambios en el sector), o las gentes en la calle. Pero no, Pepín lo consigue, y sólo con palabras.
Pero no es menor el papel que hace Belén de Benito a su lado: aburrida como una sombra por la noche, leyendo un Jueves de hace años (ya reclama que el jefe le compre uno actual), con cara de resignación y sorpresa por tantas tonterías como tiene que oír. Por eso, a la menor ocasión, enarbola el bajo y demuestra que está al lado de Pepín por derecho propio, porque es una maestra del instrumento.
Una noche con duende, una noche de risas que se prolongaron en la cena y en la charla posterior, esa que permite intimar con los artistas que llegan.
Y como dice el filósofo Chin Pon que trajo a colación Pepín, eso fue todo. Se acabó, Chin Pon.
Y como dice el filósofo Chin Pon que trajo a colación Pepín, eso fue todo. Se acabó, Chin Pon.