“Yo soy el hombre que nunca existió…” así empezaba Rafael Lorente uno de sus escritos denunciando el ninguneo que hacían, y hacen, la historia y la cultura oficiales a quienes se atreven a vivir al margen de sus dictados. Diplomático de carrera, tras haber pasado varios años destinado en India regresa a Europa a finales de los 50. Son los tiempos del nacimiento de esa nueva Europa que nace ya muerta. A caballo entre París y Ginebra, vivirá un sinfín de aventuras insólitas y surrealistas con sus amigos del alma: Guillermo Delgado, Juan Antonio Novais y Vinicius de Moraes. Es él quien da la visa a Miguel Ángel Asturias para que visite España, acción que, junto a otras, hace que en la carrera le conozcan como el “cónsul rojo”. La España de Franco no le interesa en absoluto, pero las palabras que Juan Goytisolo le dijo sobre un pequeño pueblo almeriense, Mojácar, le hacen emprender su viaje de regreso.
Fascinado por la luz, el paisaje y las gentes que encuentra en aquella Almería desconocida y salvaje, dedica su vida a dar a conocer aquel paraíso virgen a soñadores sin remedio como él: son decenas los poetas, pintores, escultores, músicos o cineastas que van a parar allí por el influjo de Rafael que, compartiendo su vida entre Madrid, donde ha creado la Galería Mediterráneo, centro de referencia de conspiraciones y clandestinidades antifranquistas, y esa costa almeriense que tanto ama, no deja nunca de escribir y de vivir intensamente la vida.
Enrique Tierno, uno de sus íntimos amigos, decía de él que era un generador de energía. Y tenía razón. Rafael era capaz de provocar que las cosas ocurrieran, de unir a los opuestos o de hacer que los astros se alineasen para que lo más insospechado tuviera lugar.
Concibió su vida como una aventura, y como el más audaz de los aventureros la vivió: estuvo en Palomares cuando cayeron las bombas atómicas, organizó la denuncia internacional; fue quien presentó Santiago Carrillo a Enrique Tierno, quien vivió la revolución de los claveles en primera persona, quien presentó a los militares de la UMD a Otelo Saraiva de Carvalho, también fue uno de los fundadores de los Comités Anti OTAN, para lo que trajo a España a sus amigos verdes alemanes como Petra Kelly o Gerd Bastian, y también, siendo director de relaciones culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, fue quien ayudó a artistas por entonces casi desconocidos como Carlos Cano, a quien organizó su gira por Marruecos de presentación de sus Crónicas Granadinas… Y fue poeta, por encima de todo, fue poeta. Con más de una decena de libros publicados, no busques su nombre en los libros de texto. Nunca aparecerá. Rafael fue el hombre que nunca existió.
Carlos Olalla, actor con más de 25 películas y casi cien series de tv a sus espaldas, le conoció muy bien. Fueron muchas las aventuras que pasaron juntos, y muchas las horas en las que Rafael le habló de los misterios del amor, del tiempo, de la poesía y de la vida… Este monólogo que incluye textos de Rafael y que estrenará para Kali Panoa la noche del día 20, es su más sentido homenaje en el 25 aniversario de su muerte.
Fascinado por la luz, el paisaje y las gentes que encuentra en aquella Almería desconocida y salvaje, dedica su vida a dar a conocer aquel paraíso virgen a soñadores sin remedio como él: son decenas los poetas, pintores, escultores, músicos o cineastas que van a parar allí por el influjo de Rafael que, compartiendo su vida entre Madrid, donde ha creado la Galería Mediterráneo, centro de referencia de conspiraciones y clandestinidades antifranquistas, y esa costa almeriense que tanto ama, no deja nunca de escribir y de vivir intensamente la vida.
Enrique Tierno, uno de sus íntimos amigos, decía de él que era un generador de energía. Y tenía razón. Rafael era capaz de provocar que las cosas ocurrieran, de unir a los opuestos o de hacer que los astros se alineasen para que lo más insospechado tuviera lugar.
Concibió su vida como una aventura, y como el más audaz de los aventureros la vivió: estuvo en Palomares cuando cayeron las bombas atómicas, organizó la denuncia internacional; fue quien presentó Santiago Carrillo a Enrique Tierno, quien vivió la revolución de los claveles en primera persona, quien presentó a los militares de la UMD a Otelo Saraiva de Carvalho, también fue uno de los fundadores de los Comités Anti OTAN, para lo que trajo a España a sus amigos verdes alemanes como Petra Kelly o Gerd Bastian, y también, siendo director de relaciones culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, fue quien ayudó a artistas por entonces casi desconocidos como Carlos Cano, a quien organizó su gira por Marruecos de presentación de sus Crónicas Granadinas… Y fue poeta, por encima de todo, fue poeta. Con más de una decena de libros publicados, no busques su nombre en los libros de texto. Nunca aparecerá. Rafael fue el hombre que nunca existió.
Carlos Olalla, actor con más de 25 películas y casi cien series de tv a sus espaldas, le conoció muy bien. Fueron muchas las aventuras que pasaron juntos, y muchas las horas en las que Rafael le habló de los misterios del amor, del tiempo, de la poesía y de la vida… Este monólogo que incluye textos de Rafael y que estrenará para Kali Panoa la noche del día 20, es su más sentido homenaje en el 25 aniversario de su muerte.