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Elisa y Julia
Elisa Serna y Julia León, o viceversa. La verdad, como concierto fue de andar por casa, que para eso estábamos en la nuestra. No tuvo demasiado orden, muy improvisado. Eso porque había dos pedazo artistas en el escenario, es decir, sobre la alfombra, y no había nada preparado salvo el repertorio de cada una y su interpretación.

Sobre todo fue una tarde vibrante, eléctrica, emocionante.
No estuvimos muchos, es una lástima, pero los que estuvimos gozamos de la sensibilidad desbordante.
Elisa casi a palo seco, acompañada de sus percusiones, demostró que su historia sigue viva en esa voz suave, en su palabra comprometida, desde las tripas nos cantó desde su Sáhara "saharízate" con acento andalusí, o Los mandamientos de amor, de Agapito Marazuela.
Pero de repente se dedicaba a proponernos la compra de los discos que había traído Julia o invitaba a cantar a Javier Batanero, también presente, que se marcó un tema de Silvio Rodríguez.
Así es Elisa. Pura energía.
No estuvimos muchos, es una lástima, pero los que estuvimos gozamos de la sensibilidad desbordante.
Elisa casi a palo seco, acompañada de sus percusiones, demostró que su historia sigue viva en esa voz suave, en su palabra comprometida, desde las tripas nos cantó desde su Sáhara "saharízate" con acento andalusí, o Los mandamientos de amor, de Agapito Marazuela.
Pero de repente se dedicaba a proponernos la compra de los discos que había traído Julia o invitaba a cantar a Javier Batanero, también presente, que se marcó un tema de Silvio Rodríguez.
Así es Elisa. Pura energía.

Julia interpretaba un poema suyo y luego cantaba una canción.
Ese fue su ritmo. Cantó la Boda de Inesilla o un tema de su repertorio sefardí, demostrando que no ha perdido un ápice de las capacidades interpretativas de esa voz que le hemos conocido desde hace tantos años.
Dos artistas en la madurez que sigue siendo un torrente de alegría, de simpatía, de calidad musical y poética.
Con su calidez, su compromiso y su cercanía, quienes allí estábamos terminamos formando parte de un improvisado coro.
El mero hecho de tenerlas juntas, bajo el mismo techo, invitaba a ser parte activa y a disfrutar del placer de estar en buena compañía.
Gracias, Elisa y Julia. Y gracias a Javier Batanero, que no supo negarse a las invitaciones de sus amigas y compañeras para que, fuera de programa, también se sumara a la fiesta.
Ese fue su ritmo. Cantó la Boda de Inesilla o un tema de su repertorio sefardí, demostrando que no ha perdido un ápice de las capacidades interpretativas de esa voz que le hemos conocido desde hace tantos años.
Dos artistas en la madurez que sigue siendo un torrente de alegría, de simpatía, de calidad musical y poética.
Con su calidez, su compromiso y su cercanía, quienes allí estábamos terminamos formando parte de un improvisado coro.
El mero hecho de tenerlas juntas, bajo el mismo techo, invitaba a ser parte activa y a disfrutar del placer de estar en buena compañía.
Gracias, Elisa y Julia. Y gracias a Javier Batanero, que no supo negarse a las invitaciones de sus amigas y compañeras para que, fuera de programa, también se sumara a la fiesta.
Vídeos: Rafael Arroyo